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Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por el simple hecho de haberse cruzado en nuestro camino...

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El Estofado Del Lobo

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Había una vez un lobo al que le gustaba comer más que cualquier otra cosa en el mundo.
Apenas terminaba una comida, empezaba a pensar en la próxima.
Un día, al lobo le dio antojo de estofado de pollo. Pasó el día en el bosque buscando
un pollo apetitoso y finalmente vio una gallina. "¡ Ah ! es justo lo que necesito".
El lobo acechó a su presa hasta que la tuvo cerca, pero cuando ya la iba a agarrar ...
 
se le ocurrió otra idea. "Si hubiera forma de engordar esta ave un poco más,
tendría más carne para comer", se dijo. El lobo corrió a casa y se puso a cocinar.
Primero hizo cien deliciosos panqueques, y por la noche los dejó en la puerta de la casa de la gallina.
- Come bien, gallinita querida. ¡ ponte gorda y sabrosa para mi estofado !
La noche siguiente, le llevó a la gallina cien apetitosas rosquillas.
 
- Come bien, gallinita mía. ¡ ponte gorda y sabrosa para mi estofado !, le dijo.
Al día siguiente le llevó un apetitoso pastel, que pesaba más de cien kilos,
y relamiéndose le dijo:
- Come bien, gallinita linda. ¡ ponte gorda y sabrosa para mi estofado !
- Por fin llegó la noche que el lobo había estado esperando. Puso una enorme olla al fuego
 
y salió alegremente a buscar su comida. "Esa gallinita debe estar tan gorda como un balón", pensó.
"Voy a verla". Pero apenas se asomó a espiar por el ojo de la cerradura ...
la puerta se abrió y la gallina cacareó:
- ¡ Ah ! ¡ Así que era usted, señor lobo !
- ¡ Niños, niños !, los panqueques, las rosquillas y ese exquisito pastel
no eran un regalo del Niño Dios. Los trajo el Tío Lobo.
 
Los pollitos agradecidos saltaron sobre el lobo y le dieron cientos de besitos.
- ¡ Gracias, gracias, Tío Lobo ! ¡ Eres el mejor cocinero del mundo !
El Tío Lobo no comió estofado esa noche, pero Mamá Gallina le preparó una cena deliciosa.
"No he comido estofado de pollo, pero he hecho felices a los pequeñuelos",
pensó mientras volvía a casa. "Tal vez mañana les prepare cien apetitosas galleticas".
 
Autor: Keiko Kasza

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