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21 noviembre 2009 6 21 /11 /noviembre /2009 12:06

 

Después de ganar varias competencias de tiro al blanco, el joven y algo presumido campeón,
desafió a un maestro del Zen famoso por su habilidad como arquero.
El joven demostró una notable habilidad técnica cuando impactó el centro de un apartado blanco
en su primer intento, y después, cuando partió esa flecha con su segundo tiro.
 
"¡Allí lo tiene!" le dijo al anciano, "¡vea si puede igualar eso!" Imperturbado,
el maestro no sacó su arco, en vez de eso le hizo un gesto para que lo acompañara a la montaña.
Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió,
hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un débil e inestable tronco.
 
Caminando tranquilamente hasta el centro del frágil y ciertamente peligroso puente,
el viejo maestro escogió un lejano árbol como blanco, sacó su arco,
y disparó un tiro limpio y directo.
 
"Ahora es su turno", le dijo mientras regresaba distinguidamente hasta suelo seguro.
Mirando con terror el aparente abismo sin fondo,
el joven no pudo forzarse a caminar sobre el tronco, ni menos disparar al blanco.
 
"Usted tiene mucha habilidad con su arco", dijo el maestro,
notando el aprieto de su desafiante, "pero tiene poca habilidad con la mente,
que le deja aflojar el tiro".

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20 noviembre 2009 5 20 /11 /noviembre /2009 12:25

 

Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua,
pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó,
y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose.
 
El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó.
 
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: "Perdone, ¡pero usted es terco¡
¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?".
 
El maestro respondió:
"La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar".
 
Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
 
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones.
 
Algunos persiguen la felicidad; otros la crean.

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19 noviembre 2009 4 19 /11 /noviembre /2009 12:51


 
Caminaba un día por la calle, cuando observé como unas nubes oscuras se juntaban en el cielo,
y vi luego como la lluvia empezó a caer, rápidamente busqué refugio,
al mismo tiempo que la suave lluvia se convertía poco a poco en tormenta.
Encontré refugio bajo una cornisa, a la entrada de una casa,
en el momento en que la tormenta caía con más fuerza y estruendo.
Vi entonces una pequeña rosa roja, golpeada y encorvada por las grandes gotas de agua
que constantemente le azotaban; y a pesar de esto no se rompía,
sino que soportaba con increíble resistencia el gran embate de la lluvia y cada uno de sus golpes;
manifestado en grandes y pesadas gotas de agua.
 
Me sorprendí al ver como a pesar del viento y lluvia, la pequeña rosa roja soportaba el gran castigo,
sin ceder ni un ápice. En muchos momentos, pensé verla caer, derrotada por la furia del agua,
mas sin embargo, volvía a enderezar su ya doblado tallo por la lluvia.
Al pasar la lluvia, y ver como el sol salía de entre las oscuras nubes,
noté con asombro como la pequeña y frágil rosa roja, estaba aún en su lugar,
con su tallo erguido hacia el cielo, mostrando con orgullo sus bellos pétalos rojos,
en señal de su victoria ante las fuerzas de la misma naturaleza, a la cuál pertenece.
 
Esto me hizo reflexionar acerca de mi vida; pues al recordar como la indefensa rosa luchaba
por seguir en pié ante la tempestad, y después de observar cuán dura había sido su lucha,
me recordó las dificultades que había tenido en mi vida, y de como muchas veces,
había sentido que ya no podía más, pero al ver la rosa roja, en pié y victoriosa,
recordé aquel pasaje de la Biblia, donde Jesús nos dice que nosotros
valemos más que las flores del campo y los pajarillos del cielo, y pensé:
"Si Jesús dio fuerza a esa pequeña rosa roja para pasar la tempestad;
por qué he yo de temer a las adversidades?, pues si Jesús no dejó que esa rosa que no ama,
no camina y no tiene razón soportara la tormenta, cuánto más cuidará de mí,
hijo de Dios y heredero de la vida eterna?".
 
Desde entonces no dejo que nada me asuste, atemorice o desanime, y cada vez que siento desfallecer;
recuerdo aquella pequeña rosa roja, la cuál me mostró cuánto valgo
y lo duro que he de pelear en este mundo, pero también recuerdo
el amor que me tiene aquel que dio fuerza a la rosa, para que pudiera resistir...
Gracias Jesús! por ayudarme a resistir.

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18 noviembre 2009 3 18 /11 /noviembre /2009 11:55

 

Un señor le compró un conejo a sus hijos. A su vez,
los hijos del vecino le pidieron una mascota a su padre. el hombre compró un cachorro.
El vecino exclamó:
- ¡Pero él se comerá a mi conejo!
- De ninguna manera, mi perro es cachorro. Crecerán juntos y serán amigos.
Yo entiendo mucho de animales. No habrá problemas.
 
Y parece que el dueño tenía razón. El perro y el conejo crecieron juntos
y se hicieron amigos. Era normal ver al conejo en el patio del perro y al revés.
Un viernes el dueño del conejo se fue a para el fin de semana en la playa con su familia.
El domingo en la tarde el dueño del perro y su familia tomaban una merienda
cuando entro el perro a la cocina. Traía al conejo entre los dientes,
sucio de sangre y tierra y además muerto! Casi matan al perro de tanto agredirlo.
Decía el hombre:
 
El vecino tenía razón, ¿y ahora que haremos?
La primera reacción fue echar al animal de la casa como castigo,
además de los golpes que ya le habían dado. En unas horas los vecinos iban a llegar.
Todos se miraban, mientras el perro afuera lamía sus heridas.
Uno de ellos tuvo la siguiente idea:
- Bañemos al conejo, lo dejamos bien limpiecito, después lo secamos con el secador
y lo ponemos en su casita en el patio.
 
Así lo hicieron, hasta perfume le pusieron al conejo. ¡Quedó lindo! ‘Parecía vivo’ –decían los niños-.
Y allá lo pusieron, con las piernitas cruzadas como si estuviese durmiendo.
Al llegar los vecinos se sintieron los gritos de los niños.
No pasaron cinco minutos cuando el dueño del conejo vino a tocar a la puerta algo extrañado.
 
- ¿Qué pasó?- le dijo su vecino.
- El conejo murió.
- ¿Murió?
- Si, murió el viernes.
- ¿Murió el viernes?
- Si, fue antes de que viajáramos. Los niños lo habían enterrado en el fondo del patio…
 
El gran personaje de esta historia es el perro. Imaginate al pobrecito,
desde el viernes buscando en vano por su amigo de la infancia.
Después de mucho olfatear, descubrió el cuerpo enterrado. ¿Que hace el?
Probablemente con el corazón partido, desentierra al amigo y va a mostrárselo a sus dueños,
imaginando poder resucitarlo.
 
El hombre tiene la tendencia a juzgar anticipadamente los acontecimientos
sin verificar que ocurrió realmente.
¿Cuántas veces sacamos conclusiones equivocadas de las situaciones
y nos creemos dueños de la verdad?
Pensemos bien antes de juzgar las acciones de los demás
y emitir juicios sobre las situaciones.

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17 noviembre 2009 2 17 /11 /noviembre /2009 11:33

 

Un leñador estaba trabajando duramente en unas remotas montañas,
cuando apareció un extraño animal que nunca antes había visto.
 
—Ah —dijo el animal—, nunca antes habías visto algo como yo.
Al leñador le sorprendió muchísimo oír hablar al animal.
—Y estás asombrado de que pueda hablar…
Al leñador también le sorprendió que la bestia supiera sus pensamientos.
—Y de que sepa lo que estás pensando —continuó el animal.
 
Viendo el animal, al leñador le dieron ganas de atraparlo y llevárselo a su hogar.
—¿Así que quieres capturarme vivo, cierto?
Y si no, quizá podría darle un hachazo y después llevárselo a su hogar.
—Y ahora quieres matarme —dijo el animal.
 
El leñador se dio cuenta que no podría hacerle nada,
puesto que la bestia siempre sabía lo que él pensaba hacer. 
Así pues, regresó al trabajo, decidido en ignorar al animal.
—Y ahora —dijo— me abandonas.
 
Apenas pudo trabajar, el leñador se descubrió pensando a menudo en el animal
que estaba allí, y la bestia siempre hacía un comentario de acuerdo a lo que pensaba.
Deseó que se alejara, y al final le pidió que lo dejara tranquilo.
Aparentemente el animal no deseaba irse.  Estaba parado allí, cerca de él,
leyendo todos sus pensamientos y no parecía tener buenas intenciones.
 
Finalmente, no sabiendo qué más hacer, el leñador se resignó, tomó su hacha otra vez,
determinado a no prestar más atención a este extraño animal.
Y prosiguió, sin nada más en la mente, con el corte de los árboles.
Mientras él trabajaba así, sin pensamientos en su cabeza excepto el hacha y el árbol,
la cabeza del hacha voló del mango y dio muerte al animal.

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16 noviembre 2009 1 16 /11 /noviembre /2009 12:23


Un maestro zen estaba agonizando, y sus monjes se hallaban reunidos alrededor de su lecho,
desde el más antiguo hasta el monje más novato.
El monje más antiguo se inclinó para preguntar al moribundo maestro,
si tenía alguna lección final para sus monjes.
El viejo maestro abrió lentamente sus ojos y en una débil voz susurró,
“Dígales, que La Verdad es como un río.”
 
El monje mayor pasó este trozo de conocimiento al monje que estaba a su lado,
y así, sucesivamente, fue circulando alrededor del cuarto.
Cuando las palabras alcanzaron al monje más joven, él preguntó,
“¿Qué nos quiere decir con que ‘La Verdad es como un río’?”.
 
La pregunta fue de vuelta, pasando por toda la habitación, al monje mayor,
éste se inclinó sobre la cama y preguntó, “Maestro, ¿qué quiere decir usted con:
‘La Verdad es como un río’?” 
El maestro abrió lentamente sus ojos y en una débil voz susurró,
“OK, La Verdad no es como un río”.

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15 noviembre 2009 7 15 /11 /noviembre /2009 12:19


Cuando un ciego se despedía de su amigo, éste le dio una lámpara.
 
“Yo no preciso de la lámpara, pues para mí, claridad u oscuridad no tienen diferencia” -dijo el ciego.
“Conozco al respecto, pero si no la lleva, tal vez otras personas tropiecen con usted” -dijo su amigo.
 
- “Está bien”
 
Luego de caminar en la oscuridad tropezó con otra persona…
 
- “¡Huy!” -dijo el ciego.
 
- “¡Hay!” -dijo la persona chocada por el ciego en la oscuridad.
 
- “¿Usted no vio esta lámpara?”, -dijo enojado el ciego.
 
- “¡Amigo! Su lámpara estaba apagada”…

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14 noviembre 2009 6 14 /11 /noviembre /2009 11:15

 

El maestro sufi contaba siempre una parábola al finalizar cada clase,
pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma…
 
- Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos
pero no nos explicas su significado…
 
- Pido perdón por eso. – se disculpó el maestro
– Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno.
 
- Gracias maestro. – respondió halagado el discípulo.
- Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?
- Si. Muchas gracias – dijo el alumno.
 
- ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo,
te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?…
- Me encantaría… Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro…
 
- No es un abuso si yo te lo ofrezco.
Solo deseo complacerte… Permíteme también que te lo mastique antes de dártelo…
- No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! – se quejó sorprendido el discípulo.
 
El maestro hizo una pausa y dijo:
- Si yo les explicara el sentido de cada cuento…
sería como darles a comer una fruta masticada.

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13 noviembre 2009 5 13 /11 /noviembre /2009 11:46


 Había una vez un cerrajero al que acusaron injustamente de unos delitos
y lo condenaron a vivir en una prisión oscura y profunda.
Cuando llevaba allí algún tiempo, su mujer, que lo quería muchísimo se presentó al rey
y le suplicó que le permitiera por lo menos llevarle una alfombra a su marido
para que pudiera cumplir con sus postraciones cada día.
El rey consideró justa esa petición y dio permiso a la mujer para llevarle una alfombra para la oración.
 
El prisionero agradeció la alfombra a su mujer y cada día hacía fielmente sus postraciones sobre ella.
Pasado un tiempo el hombre escapó de la prisión y cuando le preguntaban cómo lo había conseguido,
él explicaba que después de años de hacer sus postraciones y de orar para salir de la prisión,
comenzó a ver lo que tenía justo bajo las narices.
Un buen día vio que su mujer había tejido en la alfombra el dibujo de la cerradura que lo mantenía prisionero.
Cuando se dio cuenta de esto y comprendió que ya tenía en su poder toda la información
que necesitaba para escapar, comenzó a hacerse amigo de sus guardias.
 
Y los convenció de que todos vivirían mucho mejor si lo ayudaban
y escapaban juntos de la prisión. Ellos estuvieron de acuerdo,
puesto que aunque eran guardias comprendían que también estaban prisioneros.
También deseaban escapar pero no tenían los medios para hacerlo.
 
Así pues, el cerrajero y sus guardias decidieron el siguiente plan:
ellos le llevarían piezas de metal y él haría cosas útiles con ellas para venderlas en el mercado.
Juntos amasarían recursos para la huída y del trozo de metal más fuerte
que pudieran adquirir el cerrajero haría una llave.
Una noche, cuando ya estaba todo preparado, el cerrajero y sus guardias
abrieron la cerradura de la puerta de la prisión y salieron al frescor de la noche,
 
donde estaba su amada esposa esperándolo. Dejó en la prisión la alfombra para orar,
para que cualquier otro prisionero que fuera lo suficientemente listo
para interpretar el dibujo de la alfombra también pudiera escapar.
Así se reunió con su mujer, sus ex-guardias se hicieron sus amigos
y todos vivieron en armonía. El amor y la pericia prevalecieron.

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12 noviembre 2009 4 12 /11 /noviembre /2009 15:51


 
Un hombre oyó una noche que alguien andaba por su casa.
Se levantó y, para tener luz, intentó sacar chispas del pedernal para encender su mechero.
  
Pero el ladrón causante del ruido, vino a colocarse ante él y,
cada vez que una chispa tocaba la mecha, la apagaba discretamente con el dedo.
  
Y el hombre, creyendo que la mecha estaba mojada, no logró ver al ladrón.

También en tu corazón hay alguien que apaga el fuego, pero tú no lo ves.
 

Rumi.

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  • : Olympia
  • : Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por el simple hecho de haberse cruzado en nuestro camino...
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