La fuente de Castalia era el manantial que emitía los vapores alucinógenos que provocaban al oráculo de Delfos los sueños y visiones que le permitían predecir el futuro. Esto es lo que cuenta una de las muchas leyendas, aunque en otras se afirma que nunca gozó de tales vapores alucinógenos sino de aguas puras y cristalinas. Estaba situada en el monte Parnaso, de cuyas rocas brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes. Una de las fuentes más conocidas desde muy antiguo era la de Castalia, que estaba rodeada de un bosquecillo de laureles consagrados a Apolo. La leyenda y la mitología cuentan que en el monte Parnaso y cerca de esta fuente se reunían algunas divinidades, diosas menores del canto y la poesía, llamadas musas, junto con las ninfas del agua fresca, llamadas náyades. En estas reuniones Apolo tocaba la lira y las divinidades cantaban. Se decía que el agua que manaba era «agua parlante» capaz de dar un oráculo. Al principio funcionó como tal hasta los tiempos en que se construyó el Templo de Apolo en el lugar que hoy conocemos como Delfos. Pero esta fuente continuó siendo famosa y sagrada y a ella acudían muchas gentes a purificarse. La fuente de Castalia es anterior a todos los mitos délficos: el primitivo guardián de la fuente fue la serpiente o dragón Pitón, al que mató Apolo en su cercana guarida.