Había una vez un niño el cual comía mucho, lo que le ocasionaba estar gordo
y que todos se burlaran de él. Un día, cuando él se dirigía hacia su casa,
el niño escuchó que alguien estaba gritando, así que corrió hasta el lugar;
y cual fue su sorpresa al llegar y ver a un duende que estaba atrapado
entre las ramas de un árbol y el cual le estaba pidiendo ayuda.
-Niño, decía el duende- por favor ayúdame a bajar de estas ramas;
si lo haces, te daré la oportunidad de pedirme lo que quieras.
El niño, que no era nada tonto, corrió hasta su casa y regresó al lugar con una escalera,
por la que subió y logró bajar al duende.
-¡Oh, gracias niño, me has salvado la vida!, ¿Cómo podré pagarte?
-Oh, no es nada, respondió... bueno, solo quisiera que me quitaras esta panza,
la cual es la causa de que las personas se burlen de mí.
-¡Por supuesto!, Respondió el duende.
Así que sacó unos polvos mágicos de un costalito que tenía y los arrojó sobre el niño; derrepente,
el niño despertó... Finalmente, era de día, su mamá le hablaba para desayunar y se levantó.
Cual fue su sorpresa, cuando se vio en el espejo y vio que ya no tenía esa horrible
panza que odiaba tanto, sino un escultural estómago al cual todos sus compañeros
envidiaron al llegar a su escuela; pero lo que se preguntaba el niño, era por que nadie
mas que él recordaba su horrible panza y cuando pensaba esto,
vio caer del cielo un gorro de color verde, así que el niño lanzó una sonrisa
y se fue feliz a su casa y vivió feliz.